Franco tenía miedo que sus compañeros lo olviden. Este domingo cumplió 13 años y sus amigos se lo festejaron de una forma conmovedora.
Por Pablo Falcone
@pmfalcone
Franco Bengoa miró a su papá y su mamá y les dijo: “A lo único que le tengo miedo es a que mis amigos me olviden”. Era 9 de mayo y el nene se preparaba para dar la pelea de su vida: un día después debía comenzar la quimioterapia para combatir un tumor maligno de avance rápido que le fue encontrado en la planta del pie.
Ese 9 de mayo, Franco fue por última vez a la escuela. Casi dos meses después, sus amigos le demostraron que no lo habían olvidado: este domingo lo sorprendieron en su casa para festejar su cumpleaños. La imagen era conmovedora: los chicos y chicas de primer año del colegio Don Orione lo esperaron en la puerta del edificio ubicado en Catamarca entre Larrea y Vieytes con pancartas que formaban la frase: “Feliz cumple Franco, tus amigos”. Detrás también habían colocado un pasacalles que decía: “Feliz cumple, Fran, te deseamos tus compañeros y amigos”.
Conmovido por la muestra de afecto, Franco bajó con su barbijo colocado y le dio la mano y un beso a cada uno de sus compañeros. Sus amigos no lo habían olvidado. “Gracias a Dios es un colegio que tiene un compromiso muy grande con la situación de Fran, mucha empatía y solidaridad. Es un grupo humano bellísimo”, le cuenta a LA CAPITAL Rosario, mamá del nene.
La batalla de Franco comenzó a fines de marzo cuando lo operaron de un quiste en el pie. El diagnóstico fue el menos esperado por la familia: se trataba de un rabdomiosarcoma maligno de crecimento rápido. “Sin pensar demasiado tuvimos que comenzar con el tratamiento oncológico”, cuenta Rosario. Así fue que el 10 de marzo de este año, Franco empezó el primer ciclo de los nueve de quimioterapia que deberá afrontar.
Hasta ese día Franco, fanático de tocar la guitarra, llevaba una vida normal junto a sus padres y su hermana Pilar. Iba al colegio y jugaba al básquet en Kimberley. Pero debió dejar todo para concentrarse en el tratamiento que le indica la oncóloga Mercedes Novoa. “No tenemos palabras para agradecerle. Más allá de explicarnos la dolorosa situación y el duro tratamiento, siempre ha tenido muchísima contención para con todos nosotros”, dice Rosario.
En la familia de Franco, la gratitud es enorme. Se sienten acompañados por los docentes, padres y alumnos del Don Orione, por los compañeros de básquet y por cada uno de los especialistas que lo tratan. “El personal del Hospital Privado de la Comunidad, las enfermeras de pediatría y las chicas de oncología”, enumera Rosario. Y cuenta: “Cada pasaje de medicación, cada caricia es una constante demostración de afecto y contención. Le dan seguridad, ánimo. Nosotros sabemos que es un nene muy querido, pero la devolución es inmensa. Nos supera, nos desborda. Estamos inmensamente agradecidos a todos”.
A Franco aún le queda una dura batalla por delante que se va a extender durante un año más de tratamiento. Pero ya sabe que no lo hará solo. “El miedo que tenía al inicio de que sus amigos lo olvidaran sabe que no va a ser así. Le supieron demostrar que están en el día a día con un gesto enorme como el de este cumpleaños. Son familias que nos están apoyando y acompañando en este momento que es tan duro”, cuenta conmovida Rosario.